El cáncer es una esas palabras que no me gusta pronunciar, su connotación es totalmente negativa. Es una de las epidemias de la sociedad en la que vivimos y una de las causas de muerte más injustas y tristes. Hasta hace un rato siempre había pensado que se trata de una moneda al aire, de una conjunción inescrutable de factores que desembocan en esa tan traída y llevada «mutación», detonante del desarrollo de la enfermedad.
No soy médico ni tengo formación en esa dirección pero desde hace un tiempo he abrazado el paleo-life-style que me ha llevado a conocer a muchas personas con enfoques y puntos de vista realmente interesantes. Uno de ellos, Jamie, me ha hecho llegar este documental de la Universidad de California del profesor Cedric Garland:
httpvh://youtu.be/GyRPcyMmf_Q
Inicialmente se presenta una pequeña reflexión sobre los patrones geográficos bajo los cuales se producen las muertes por cáncer en Estados Unidos. La conclusión resumida que obtiene (descrita de un modo muy poco científico) es que en aquellas zonas donde hay un mayor bloqueo solar por polución o nubes y donde la pureza del aire es menor, hay un mayor número de casos de cáncer. Esto se cuantifica dentro del organismo con la presencia o ausencia de la vitamina D, siendo analizada con el método 25(OH)D. Entre 40-60ng/ml parece ser la concentración adecuada que reduce los límites para desarrollar y morir de esta enfermedad (aclaración sobre este punto más adelante).